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En Ordoñez el tambo se realizará con Robots 4.0


La Familia Cervigni en Ordoñez pondrán en marcha en 45 días un tambo robótico, un tambo “inteligente” para 480 vacas.



Lechería 4.0

En Ordóñez, la familia Cervigni pondrá en marcha, dentro de 45 días, un tambo “inteligente” para 480 vacas. En Adelia María, Agropecuaria Imbo lo hará en agosto para 360 animales.
Luego de soportar uno de los veranos más extremos de los últimos años, debido a los intensos calores y a la elevada humedad, los rodeos lecheros se aprestan para iniciar el período de crecimiento en la producción.

Mientras los números económicos de la actividad siguen ajustados, hay quienes le buscan la vuelta para mitigar el impacto de los costos con mayor eficiencia.
El paso inicial, que en algunos casos comenzó con el encierre de las vacas, para intensificar la producción de leche, se apresta ahora a completar el salto con la incorporación de la robotización en el ordeñe.

Más allá de la coyuntura, sorprende el nivel de inversión de los tambos en este tipo de tecnología. Un informe elaborado por el portal TodoAgro precisó que, durante este año, se van a instalar más de 60 robots en tambos de todo el país, de los cuales alrededor de 35 estarán en Córdoba.


Primer caso

En la zona de Ordóñez, el establecimiento Don Ino se apresta a poner en marcha, dentro de 45 días, ocho robots para ordeñar 480 animales. De esta manera se va a sumar al club que fundó, a nivel nacional, el establecimiento El Zurdo, en la zona de Morteros, cuando en 2017 se convirtió en el primer tambo comercial en robotizar el or.

“La incorporación viene de la mano del proyecto de modernizar el tambo. Comenzamos con un establo con capacidad para 520 vacas que ya está listo y ahora le toca el turno a la sala de ordeñe, que había construido mi abuelo hace 40 años”, explicó Diego Cervigni, gerente general de Don Ino.
Luego de recorrer establecimientos en Europa, Estados Unidos, Brasil y Chile que ya trabajan con la robótica en la lechería, los Cervigni se inclinaron por la tecnología holandesa Lely, que tiene más de 25 mil robots funcionando en todo el mundo.

Del proceso de selección del sistema también participó Rodolfo Montequiari, otro productor lechero de la zona de Monte Maíz, quien se apresta a incorporar ocho robots a su establecimiento. “No dimos una mano en forma conjunta para tomar la que, creemos, fue la mejor decisión”, asegura Cervigni.
En Don Ino, el sistema de ordeñe será de tránsito libre para la totalidad del rodeo. El establo está abierta y la vaca tiene la posibilidad de ir hacia los robots las veces que quiera, una conducta que se regula a través de “permisos”.


“El objetivo es lograr tres ordeñes diarios por vaca, pero puede ser que, por ejemplo, una vaca que recién acaba de parir se pueda ordeñar hasta cinco veces; mientras que a una vaca de baja producción, al final de la lactancia, se le pueden limitar los permisos a dos ordeñes”, graficó el productor.

El robot tiene la forma de un brete, con dos puertas y la vaca llega hasta él atraída por la comida. “El animal tiene un collar; cuando el robot lo detecta, si tiene que ordeñar le abre la puerta. Ahí le habilita el comedero y la vaca se relaja. Un láser detecta la ubre y le coloca las pezoneras para el ordeñe”, resumió Cervigni.


Desde que puso en marcha el establo, hace un año, espera el salto en la producción, que se mantiene en un promedio anual por arriba de los 33 litros por animal.

“El margen es positivo, aunque esperamos en los próximos meses mejorar la productividad”, admitió. El proyecto total de robotización en Don Ino demandó una inversión de 1,5 millones de dólares, que incluyó la obra civil para alojar la tecnología. Una parte fue financiada por la misma empresa proveedora de la tecnología y el resto, a través de un crédito del Banco Nación.


Transformación

En Adelia María, la empresa Agropecuaria Imbo avanza en la robotización de Don Pedro. El tambo, que por estos días ordeña 650 vacas con un sistema de encierre total junto con la recría (con comederos y media sombra móviles), tiene previsto para agosto una verdadera transformación: la incorporación de un galpón con camas de compost para 360 vacas que serán ordeñadas por seis robots de la marca sueca De Laval.


“Tenemos la instalación prácticamente completa en un 70 por ciento; falta colocar el equipamiento. Ya está finalizado el sistema de efluentes, los pisos e instalados los ventiladores. Entre julio y agosto van a estar funcionando los robots”, explicó Isidro Bonamico, director ejecutivo de la empresa.
El ordeñe robotizado será por tránsito dirigido y estará destinado a las vacas de mayor productividad. El objetivo en Don Pedro es ordeñar en confinamiento un total de 800 vacas, de las cuales, alrededor de 450 se mantendrán a cielo abierto bajo el sistema de extracción de leche convencional.
Con una producción individual que en el último ejercicio fue de 36 litros por vaca, con la incorporación de la tecnología en Don Pedro confían en estabilizar la producción en 40 litros promedio durante todo el año.


“Hoy tenemos picos de producción de 40 litros en primavera, pero con valles en el verano y otoño de 30 litros. Con el confort proyectamos estabilizarlo en 40 litros”, sostuvo Bonamico. Además de aumentar la eficiencia del sistema, la estrategia del establecimiento es producir leche en un entorno de alta calidad.


“Es un proyecto integrado que incluyó la elaboración de un mapa de suelo a través del cual pensamos suministrar a los lotes agrícolas el fertilizante sólido que se desprenda del efluente. El líquido será recuperado y se utilizará para el lavado del tambo”, destacó Bonamico. Un tornillo extrusor de reciente lanzamiento en Alemania será el encargado de separar el estiércol sólido del líquido.


En tanto, una cisterna con capacidad para almacenar dos millones de litros colectará el agua de lluvias en los nueve mil metros cuadrados que ocupan las instalaciones. El recurso se utilizará para el lavado de los robots y el suministro a los animales.


Con el aumento de la producción prevista y con un valor de la leche a 30 centavos de dólar –“no es lo que hoy estamos cobrando”, admite Bonamico–, la amortización de la inversión demandaría entre siete y 10 años.


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