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Sin edificio propio y con vocación intacta: el CILPE busca ampliar su espacio tras 30 años de labor social


En Modo Solidario, CILPE mostró su labor y la necesidad de contar con un espacio adecuado para sus talleres.


Este viernes 12 de diciembre, el canal local Svisión emitirá un programa especial denominado Modo Solidario, con el objetivo de visibilizar y colaborar con instituciones de Monte Maíz que desarrollan un rol social clave en la comunidad. Entre ellas se encuentran el Merendero de Cáritas, la Escuela Especial Divino Niño Jesús y la Asociación Civil CILPE, dedicada al acompañamiento e inclusión de personas adultas con discapacidad.

En ese marco, se realizó una nota con integrantes de la comisión de CILPE, quienes repasaron la historia, el funcionamiento actual de la institución y uno de los principales desafíos que afrontan: la necesidad de contar con un espacio propio y adecuado para desarrollar todas sus actividades en un mismo lugar.



30 años de trabajo con adultos con discapacidad

CILPE nació hace tres décadas con un objetivo concreto: ofrecer un espacio de contención y trabajo a personas adultas con discapacidad que, una vez finalizada la escolaridad, no encuentran opciones laborales ni ámbitos donde continuar desarrollándose. Desde entonces, la institución funciona como una “pequeña empresa social”, donde los asistentes realizan tareas productivas organizadas y acompañadas por profesionales.

Actualmente, uno de los pilares del trabajo es el taller de elaboración de bolsas, una actividad completamente integrada: desde el corte del material hasta el conteo, empaquetado y venta final. La producción se destina tanto a la comunidad como a empresas e instituciones locales, entre ellas el municipio.

Además, se desarrollan talleres complementarios como carpintería y artes, y actividades de socialización y recreación, orientadas a fomentar la autonomía, la inclusión y la participación comunitaria de los asistentes.

Funcionamiento en espacios prestados

Uno de los puntos más sensibles que expuso la comisión es que, en estos 30 años, CILPE nunca contó con un edificio propio. Actualmente, las actividades se reparten entre dos espacios prestados: el lugar donde funciona el taller de bolsas y el SUM ubicado junto a la Escuela Divino Niño Jesús, donde se realizan otros talleres cuando es posible.

Esta situación obliga a dividir a los asistentes, dispersar maquinaria y herramientas, y limita la posibilidad de trabajar de manera integral. “Los chicos necesitan a los profesores cerca, acompañamiento permanente, y hoy eso se dificulta por la falta de espacio”, señalaron.

La apuesta por una construcción móvil

Ante la imposibilidad de invertir en una construcción tradicional sobre un terreno que no es propio, la institución comenzó a evaluar una alternativa: la adquisición de contenedores adaptados, una construcción móvil que pueda trasladarse en caso de tener que dejar el predio actual.

El objetivo es claro: unificar todas las actividades en un solo lugar, mejorar las condiciones de trabajo, ampliar la producción del taller de bolsas y abrir la puerta a nuevas propuestas laborales. Para ello, la comisión se encuentra gestionando presupuestos y convocando a la colaboración de la comunidad y del sector privado.

Una asociación civil sostenida por el esfuerzo comunitario

CILPE es una asociación civil sin fines de lucro, sin subsidios estatales permanentes. Se sostiene a través de la venta de su producción, eventos solidarios y el trabajo ad honorem de la comisión. Actualmente asisten de manera regular 12 adultos, aunque el grupo total alcanza entre 15 y 18 personas, considerando quienes participan en actividades complementarias.

La institución cuenta con cuatro profesionales, tres de ellos con presencia diaria, y otros colaboradores que se suman según las necesidades. “Todo se hace con mucho esfuerzo y siempre falta algo: espacio, recursos, profesionales. Pero seguimos porque creemos que ellos lo necesitan”, remarcaron.

Convocatoria abierta a la comunidad

Desde CILPE invitaron a empresas, instituciones y vecinos a conocer su trabajo y sumarse de distintas maneras: realizando pedidos productivos, proponiendo nuevas actividades o colaborando con el proyecto edilicio. “No es para estar más cómodos nosotros, es para darles a ellos el espacio que necesitan para trabajar, aprender y crecer”, resumieron.

El programa Modo Solidario será una oportunidad para visibilizar esta realidad y fortalecer el acompañamiento comunitario a una institución que, desde hace 30 años, trabaja silenciosamente por la inclusión real en Monte Maíz.

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