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Vecinos de Monte Maíz denuncian basura acumulada, calles sin regar y uso personal de vehículos oficiales.
La situación del servicio público en Monte Maíz volvió a estar en el centro de las críticas vecinales. Reclamos por la falta de recolección de basura, ramas acumuladas en distintos sectores y denuncias por presunto uso personal de vehículos oficiales ponen en evidencia el malestar con la gestión municipal.
En la esquina de España y Santa Fe barrio Monterrey, vecinos enviaron imágenes que muestran residuos acumulados en plena vía pública. A la par, desde la Guardia Urbana, bajo la dirección de Marcelo Romani, y del área de Bromatología, conducida por Ignacio Trotte, se registraron advertencias a frentistas para que retiren sus ramas hacia el basural o utilicen contenedores. Sin embargo, para quienes conviven con la basura en la puerta de sus casas, esas exigencias se interpretan como un intento de trasladar al vecino una responsabilidad que corresponde al municipio.
La polémica se profundizó con la aparición de testimonios que señalan que Romani fue visto utilizando la camioneta 0 km recientemente adquirida por el municipio como vehículo personal. Según relatan vecinos, la unidad permaneció estacionada en su domicilio en varias oportunidades, e incluso habría sido utilizada para trasladar ramas de su propia vivienda, con combustible solventado por fondos públicos.
A estos reclamos se suma la denuncia de una vecina de la cortada Lenardón, entre 9 de Julio y San Luis, quien en redes sociales expuso la situación de su madre, una jubilada que lleva tres meses con basura acumulada frente a su casa. “Una vergüenza que una pobre jubilada como mi madre casi no pueda entrar a su hogar”, escribió, etiquetando a Sintonía para visibilizar la problemática.
En paralelo, residentes del barrio Gobato reclaman que el regador no circula desde hace semanas, lo que agrava las condiciones de las calles de tierra y genera complicaciones para quienes transitan a diario por la zona.
Un problema de gestión más que de vecinos
Las denuncias muestran que no se trata de casos aislados, sino de un problema estructural de gestión. Los servicios básicos de limpieza y mantenimiento urbano, que deberían ser una obligación indelegable del municipio, hoy aparecen incumplidos. En cambio, se observa una tendencia preocupante: funcionarios que, en lugar de garantizar soluciones, trasladan la carga a los ciudadanos o, peor aún, aprovechan bienes del Estado como si fueran propios.
El caso de la camioneta oficial utilizada como vehículo personal se convierte en un símbolo de esta situación. El recurso, que debería destinarse a mejorar la seguridad y el servicio comunitario, termina sirviendo a fines particulares, con el agravante de que se sostiene con fondos que aportan los mismos vecinos que hoy reclaman entre la basura.
En Monte Maíz, la confianza en las instituciones municipales se erosiona cada vez más cuando los reclamos básicos quedan sin respuesta. La basura en las esquinas, el agua que no riega las calles, los vecinos que sienten que deben mendigar un servicio que ya pagan con sus impuestos, configuran un escenario donde el gabinete local parece más preocupada por blindar a sus funcionarios que por atender a la gente.
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