El licenciado en Psicología Ariel Nervo reveló que el municipio interrumpió el programa de prevención del suicidio en el marco de la emergencia económica. "No me gusta la forma en que se manejan... Gente que no es idónea en el tema de la salud toma decisiones sobre temas tan sensibles como un programa de prevención en salud."
El Programa de Prevención del Suicidio, desarrollado en Monte Maíz desde noviembre de 2022 hasta mayo de 2025, fue discontinuado por decisión del Ejecutivo municipal, en el marco de la declaración de la emergencia económica. Así lo informó en Sintonía el licenciado en Psicología Ariel Nervo (M.P. 2426), creador e impulsor del programa, quien durante una entrevista en Sintonía TV brindó detalles del trabajo realizado y cuestionó el cierre de un dispositivo que abordaba de forma integral una problemática de creciente preocupación social.
Durante su funcionamiento, el programa articuló acciones con diferentes instituciones de la localidad —como la Policía, los Bomberos y las escuelas— para conformar una red de contención y detección temprana de conductas autolesivas. También permitió recopilar datos estadísticos locales, que sirvieron como insumo para el diseño de estrategias de intervención.
“Todos los programas de prevención son más efectivos cuando se trabajan desde el área pública”, explicó Nervo, quien también se desempeñaba como profesional del hospital municipal. “La idea era que el hospital saliera a la comunidad. Por eso generamos una red con actores claves, registramos casos, hicimos seguimiento de pacientes y creamos estadísticas propias”.
Según los datos relevados por el programa en 2024, se registraron 13 casos de conductas autolesivas en Monte Maíz: 4 en varones y 9 en mujeres, sin suicidios consumados durante ese período. El método más frecuente fue la intoxicación por medicamentos. Todos los casos recibieron asistencia médica y contención psicológica. En algunos, se realizó seguimiento con profesionales del hospital y en otros, se coordinó con tratamientos privados.
Nervo destacó que el suicidio no debe ser abordado como un hecho aislado, sino como un proceso: “Hay un desgaste emocional progresivo, muchas veces vivido en soledad. La persona que intenta suicidarse no quiere morir, quiere dejar de sufrir. Por eso hablamos de salud mental y de la necesidad de intervenir antes de que se llegue al punto límite”.
El programa fue suspendido repentinamente en mayo de este año, en el contexto del ajuste económico dispuesto por el Ejecutivo local. “Un día martes, mientras atendía en el hospital, se me informó que no había más recursos para el programa. Fue una sorpresa e indignación. El costo del programa era mínimo y su impacto muy alto”, relató.
"Estando en mi consultorio, me visita un señor que yo, la primera vez que lo veo personalmente en el hospital, es el señor que trabaja en Recursos Humanos, junto con la abogada —creo— del hospital: Pedro Seguí y Gabriela Soresi.
Bueno, me dicen que no hay más recursos para el programa. Yo me quedé helado, ¿viste? Porque no me gusta dar números, pero si dijéramos el costo del programa, es irrisorio. Es decir, no hay justificación.
Después me quedo haciendo un análisis y digo: ¿cuáles son los criterios con los que se le da prioridad a ciertos temas y a otros no, en una función pública? Si no lo son la salud y la educación…
Está bien, todos entendemos que hay otras cosas que no se hacen y que están mal, y uno lo ve, es muy visible en el pueblo. Entonces, uno podría pensar: ‘Bueno, esto que no se ve, a lo mejor…’ pero es que esto necesita ser visible. Es un tema muy importante.
Y lamentablemente —y no lo digo con ánimo de pesimismo— vamos a tener casos acá, como ocurre en cualquier lado: casos de conductas autolesivas, y —Dios no quiera— también de suicidios."
Además, cuestionó la falta de visibilidad institucional que tuvo el programa: “Nunca se le dio difusión suficiente. La salud mental sigue siendo el último escalón dentro de la salud pública. Costó mucho instalar este programa, construir redes, generar confianza, establecer datos. Todo eso se perdió”.
Respecto a los desafíos actuales, Nervo señaló el aumento de casos asociados al consumo de sustancias, de drogas, especialmente en jóvenes, como un factor preocupante: “No es la única causa, pero sí puede ser un disparador. La impulsividad generada por la droga puede llevar a concretar actos autolesivos en personas que ya venían arrastrando sufrimiento emocional”.
Consultado sobre posibles alternativas para reactivar el dispositivo, el profesional manifestó su disposición a colaborar incluso de manera ad honorem: “Estoy dispuesto a seguir trabajando por este tema, porque me importa, porque lo veo todos los días en el consultorio, porque hay personas que no pueden pagar una terapia o que no saben pedir ayuda. La prevención solo puede hacerse desde el ámbito público”.
Finalmente, reflexionó sobre la necesidad de reconocer la salud mental como una dimensión central del bienestar colectivo: “Así como nadie duda en ir al médico por una gripe o por presión alta, también deberíamos naturalizar pedir ayuda cuando nos duele el alma. La prevención empieza por hablar, visibilizar y construir redes que sostengan”.
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